lunes, 22 de junio de 2009

Un niño llamado Federico

Corre,... corre Federico. El niño tembloroso miraba asiduamente hacia atrás, no veía a nadie, pero sentía unos pasos. Caminaba lento y los pasos eran lentos. Corría y sentía los pasos rápidos detrás. Así, atravesó la plaza, aprovechando la buena iluminación de la misma, y, llegó a la estación de ferrocarril.
Qué tétrica le pareció, eran las 22hs. Las luces aclaraban todo el entorno, pero la soledad del lugar era intensa, y, el tren de las 22,10hs., se hacía esperar.
Sentado en el viejo banco de la estación, siente un viento helado recorriéndole la espalda. Pero, era verano, la temperatura agradable y al darse vuelta una risa como de ultratumba lo paraliza.
Federico comienza a inquietarse, espera desesperado ver al guarda del andén. No sabía que estaba pasando. Todo era producto de su imaginación?, consecuencias de mirar tantas películas por televisión o era alguien que le estaba haciendo una mala broma?.
El silbato del tren arrivando lo volvió a la realidad.
Trató de restablecer sus emociones, su madre venía para quedarse y no podía verlo alterado.
Al detenerse el tren, baja del tercer vagón una mujer rubia, cabellera larga y ondulada, esbelta, delgada, enfundada en remera, jean y zapatillas, portando una pequeña valija de mano. Era su madre que regresaba de la gran ciudad, adonde había asistido por un congreso de medicina.
¡Qué joven y hermosa la encontró!. 15 días le habían parecido dos años.
Federico y su madre se funden en un profundo abrazo. Al niño se le escapan lágrimas, que son cariñosamente besadas por la mujer.
De regreso, toman el mismo camino que había hecho el joven. A diferencia de antes, ahora, el trayecto se le presentó ameno, ...sin pasos, ...sin risas, ...sin viento helado.
Federico, caminaba tomado de la mano de la mujer más dulce y amorosa del pueblo, ...su madre.

3 comentarios:

Higorca Gómez Carrasco dijo...

Precioso cuento o quizás ¿relato? y ¿porqué no? ¿realidad?... ¿Hay algo más dulce que el calor que encontramos en la mano de una madre? Maravilloso. Un beso Higorca

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Hola Norma:Que relato más precioso.
te hago este comentario desde el ordenador de la Biblioteca de Siete Aguas.En casa no nos llega la señal.Besos Montserrat

Norma dijo...

Gracias Higor. Gracias Montse.
Besos. Besos.