Podría ser un cuento…
Podría ser un sueño...
Podría ser un sueño...
Podría ser la vida...
Damián bajó del micro, con pocos reales en sus bolsillos, estiró sus brazos y piernas, entumecidos de las veintitantas horas de viaje. Quedó maravillado del paisaje que le ofrecía el nuevo destino. Atrás habían quedado, …una mujer (a la que ya no amaba), y un hijo (al que adoraba), …su madre, …una vida llena de frustraciones, de accidentes, de idas y vueltas. ¿Iba a extrañar?. Si! Y mucho, pero su decisión estaba tomada. Iría en busca de su destino y lo ayudaría. Eligió Brasil por la música del pueblo, por el clima y por las playas.
Fue muy duro al principio. Trabajó de lavacopas, de pintor, de albañil, de vendedor de choclos y de mesero en una barraca de la playa, ¿qué es lo que no hizo para subsistir?, de todo, menos robar ni drogarse. No estaba en sus planes.
Tenía conocidos, garotas amigas, muchos compatriotas, …igual se sentía solo. Frente al mar evaluaba sus días, estaba feliz, tranquilo, en paz consigo mismo. Esa nueva vida era un gran desafío. Trabajaría de sol a sol, ahorraría, se compraría una casita pequeña cerca del mar, traería a su hijo a vivir con él, bebería una cerveza bien fría a la luz de la luna, y, en una de esa encontraría una buena mujer que endulce sus días.